Desde el inicio del paradigma informático, la metáfora predominante de una computadora ha sido la de una herramienta multipropósito, como lo ejemplifica el uso de “líneas de comando” y “escritorios” en la interfaz entre humanos y computadoras. La prevalencia incomparable de dispositivos con capacidad informática en nuestra vida cotidiana y el acceso generalizado a la información a través de la Web sugieren una metáfora más adecuada para una computadora moderna, la de un asistente. Los seres humanos ya no utilizan sus dispositivos, sino que colaboran con ellos para resolver una tarea cognitiva, y cada parte aprende y se adapta a las capacidades del otro. La comunicación y la toma de decisiones ocurren a un nivel que es transparente y cognitivamente compatible con las capacidades y limitaciones humanas. Ya no se habla de interacción hombre-ordenador, sino de simbiosis hombre-ordenador.